Turquía

Una tierra histórica con una de las mejores gastronomías del mundo, gran variedad de paisajes, playas y montañas, y la magnífica ciudad de Estambul. Historia de leyenda Por Turquía han pasado algunos de los principales personajes de la historia, como Julio César, que derrotó al rey Farnaces, del Ponto, cerca de lo que hoy es Amasya, o san Pablo, que atravesó el país. Los bizantinos excavaron iglesias en las cuevas de Capadocia y los sultanes otomanos se dieron la gran vida en el palacio Topkapı de Estambul, soberanos de un imperio que se extendía de Budapest a Bagdad. Y antes de ello, los romanos recorrieron la vía de los Curetes en Éfeso, los armenios construyeron las iglesias medievales de Ani, los derviches giróvagos desarrollaron el misticismo sufí y los licios construyeron sus ciudades, hoy en ruinas, en la costa del Mediterráneo. Cultura Los turcos actuales son sociables y están muy orgullosos de su país; ofrecen todo tipo de información (de exactitud variable) sobre cualquier tema, desde los kílims hasta la cúpula de Aya Sofya (Santa Sofía). La gran historia de Turquía, unida a su ubicación única en la unión de Europa y Asia, le ha otorgado un vasto patrimonio. Para sumergirse en él no hay más que tomar un baño en un antiguo haman, comer un kebab, comprobar la diversidad de influencias que trajo la Ruta de la Seda o visitar las ruinas repartidas por campo y montañas.

Las deliciosas especialidades turcas, desde los meze servidos en un puerto mediterráneo hasta el desayuno de una pensión a base de productos de su propio huerto, sumergen en la cultura nacional. Para los turcos, sociables y familiares, reunirse y comer es una tradición. Así que hay que lanzarse a probar las verduras egeas con aceite de oliva, los picantes kebabs anatolios y tantas otras delicias con un çay (té) entre las manos, mientras se decide si se va a tomar baklava de postre. Paisajes y actividades La mayor sorpresa para quienes llegan por primera vez a Turquía es la gran diferencia entre las playas del Egeo y las montañas orientales. En Estambul es posible navegar (tanto en el Bósforo como por mercados y clubes nocturnos) por una metrópolis occidentalizada que ofrece romanticismo y frenesí moderno a partes iguales. En Capadocia y las costas del suroeste se puede combinar el senderismo, la equitación y los deportes acuáticos con la degustación de meze en una terraza con vistas y, por último, las regiones orientales, poco visitadas, están llenas de antigüedades y reliquias que añaden lirismo a sus montañas. Por qué me gusta Turquía El encanto de Turquía reside en sus impresionantes paisajes, como los de Capadocia; las incesantes sorpresas que ofrece su legendaria historia; y sus cordiales gentes, siempre dispuestas a charlar frente a un çay o una cerveza Efes. Como reza el dicho turco: “Una taza de café proporciona de 1 a 40 años de amistad”. Este proverbio define el adictivo estilo de vida turco, del que disfrutan los nacidos en una tierra de antiguos bazares y playas de arena, magníficas ruinas y gigantescas montañas, que se esfuerzan para que los visitantes la adoren tanto como ellos.

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